El día de ayer, junto a algunos amigos y compañeros hice un viaje que se puede denominar “De Gran bendición” pero a la vez “El Gran Viaje Chino” jejej…
Resulta que
viajamos a punta cana y regresamos esa misma noche, no les daré todos los
detalles del viaje pues puedo escribir dos artículos al respecto, por hoy me referiré
al momento en que regresábamos.
Mientras regresábamos
el chofer del autobús en que veníamos hizo algunas cosas que algunos llamaríamos
ilógicas, y debido a eso y a la carretera en la que andábamos (entre las mas
peligrosas del país) quien venia a mi lado estaba totalmente nerviosa y
estresada, tanto así que pareciera que quería quitarle el control del bus al
chofer y guiarlo ella, al mismo tiempo me fije en las demás personas y la mayoría
venia durmiendo. Se podría decir que la mayoría deposito toda su confianza
durante el trayecto en el chofer excepto mi compañera de viaje ;). (Quien
espero no me mate por esto jejej)
La vida es
un autobús y tenemos dos opciones, podemos manejarla nosotros mismos o dársela
a manejar a otra persona. Si la manejamos nosotros mismos, debemos tener mucha precaución,
pues no conocemos la carretera y es muy probable que nos perdamos o que no
podamos llegar a nuestro objetivo, si de la damos a alguien mas debemos
asegurarnos que sea de confianza y que conozca el camino. La mejor opción en
este caso es Dios, pues el nos creo y creo el camino de la vida, así que el sabrá
que hacer con nosotros en todo momento.
En el
momento en que Dios guie tu vida y confíes totalmente en El podrás dormir como
lo hacían la mayoría en el autobús pero si no confías en El del todo estarás
como mi compañera de viaje, lista para tomar las riendas.
Ahora bien
si las riendas de tu vida la tienes tu o la tiene alguien de poca confianza, es
tu deber halar la palanca y enderezar pues puede que la guagua vaya en reversa…
Bendiciones
JuanK
JPC RD
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